Una mañana cualquiera, ví mi figura en el baño.
¡Ay por Dios, que aspecto huraño! en aquel espejo viera!
¡Ni una sonrisa en los labios! carentes ya de alegrías.
Y era la mirada mía, un borrón estrafalario.
¿Y quién es ese que mira, hacia mí del otro lado?
Parece ser que me ha hurtado, la ilusión del alma mía.
Pero era yo retratado, en toda mi hipocresía.
De mi faz, y su osadía, me estaba yo percatando...
Desde ese día procuro, tener la Conciencia activa
de lo que doy a la vida, en mi reflejo hacia el mundo.
Ya no voy más iracundo, portando mis rebeldías.
Sané las viejas heridas, y he recobrado mi rumbo.
Con mis sentires me alumbro, como un candil encendido.
De pabilo el pecho mío. y ya de Dios no me oculto.
Reconcilié con mi espejo aquella imagen bravía.
La cambié por bonhonomia, y hoy me ama mi reflejo.
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Daniel Palavecino
Derechos de Autor
7 Abril 2008
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Me encanto
ResponderEliminarMe encanta Daniel. Gracias
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