Delicado y escondido, siempre en capullos cambiando,
el amor no ve la luz, hasta no haberse mudado.
Muta de ropas longevas que le pesan demasiado,
mientras va probando otras… ¡Aunque el talle aún no ha dado!
Si le perturbas y truncas su proceso obsesionado,
morirá sin tener alas. ¡Ni un volar te será dado!
Mas si entiendes lo que pasa y le esperas siempre al lado,
respetando fiel sus tiempos… ¡Un tesoro habrás hallado!
¡Y es que el amor tiene formas para sanar lo dañado!
No lo puedes apurar, aún más... si le has faltado.
¡No lo celes, ni lo invadas, que no obedece al maltrato!
Cuando mariposa vuele, verás Dios, no te ha olvidado.
Daniel Palavecino
Derechos de Autor
12-5-2009
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