Supernova en el poniente de mi vida y se divisa,
como la explosión ardiente pinta en colores… y titilan,
en el este de mis cielos estrellas que son nacidas,
de un dolor inenarrable y de mis huellas transidas,
por las tuyas, que me surcan, como cometas sin vida.
Me recuerdan que no hay lumbre, sin oscuridad vencida.
Así el amor no parido no merece ser profundo.
¡Pues ningún Sol ha nacido sin holocausto fecundo!
Ni una sonrisa sin luto del infeliz sinsabor,
que luego troca en dulzor y que sabe a plenilunio.
Así el más tremendo horror va creando otros mundos.
mejores y más perfectos… Y nos constelan sin túmulos.
Resiliente el universo te va enseñando que ahora,
ante la luz de tus ojos que me han llorado mil gotas,
sigo presente cual astro, que muere, pero te arroba.
¡Porque no hay noche tan larga que sobreviva a la aurora!
Ni una conciencia que aguante, despertares sin la alcoba,
que te rescate naufragios, de las estrellas que adoras.
Te orbitan y arremolinan, como en la nube de Andrómeda.
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Daniel Palavecino
Derechos de Autor
22-10-2008
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