Para vivir la armonía y tu Ser no se resienta
debieras saber, qué no es, para cultivar conciencia.
Y no es tu cuerpo, ni hijos, ni tus padres, ni tus ciencias;
parientes, sabidurías, títulos o licencias…
Si te faltan, o los tienes; no generan tu existencia.
Si reconoces todo esto. Sólo te queda, Tu Esencia.
Y tu Misión en la Vida … ¡Deja que tengan presencia!
AMARSE se enuncia siempre, a través de tres acciones,
que deben fluir coherentes, sorteando limitaciones.
“Aceptarse”
La primera, y tal vez la más difícil.
Ya que portamos complejos que nos obran por mochilas,
tan pesadas que a veces, nos mantienen en la silla;
y nos perturban la calma, y hasta el alma nos mancilla.
Depende de elaborar duelos … y entender el Universo,
en el que nunca obra nada, que sea injusto o incierto.
Y echar la culpa del trono. Mejor responsable empero.
Justificarte en externos, le atasca su desarrollo;
¡porque no tienes control, si son de otros, tus rollos!
Florece si te haces cargo de tu existir, sin enmiendas,
y te lleva al bienestar, porque de ti, son tus riendas.
“Desarrollarse”
Segunda acción que depende, de lograr bien la primera.
Sin suficiente autoestima, no mereces, no te encuentras.
O te hallas en neblinas, no te quieres y no sueñas.
Mas si has logrado aceptarte, te das permiso y te empeñas,
en mejorar tus quilates y en cultivar tus latencias.
Pones proa a tus intentos y tus logros, se presentan.
“Darse”
Ahora el cielo te invita, a compartirte en ofrendas,
que les brindes a los otros, en sanidad ¡sin que temas!
Porque tienes un bagaje que compartir y lo entregas
donde un ser lo necesita y se te abren las puertas,
de los confines de tu alma y del amar, las preseas.
Galardones que mereces y ser feliz, bien te espera.
Y si AMARSE a uno mismo, es aceptarse, desarrollarse y darse.
AMAR a otro ser humano, es ayudar, a que logre lo que tú.
Y se acepte, se desarrolle y se dé. Y eso es amor en virtud.
Repasa bien los conceptos, puede ser te estén fallando
Y no entiendas el por qué, el amor te está esquivando;
te encuentres sólo y umbrío, y tu centro desplazado.
Te comparto a ti que lees, lo que he aprendido en dolor
Lo que aplico en mi labor, y lo que enseño en mis actos.
Dios te ilumine … y a mí, pues merecemos amarnos.
Daniel Palavecino
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