Me tañe fuerte en el pecho, badajo añil de tus bronces,
por la mañana, en las tipas, de La Cañada y sus noches.
Y los ecos por tus sierras, plenas de luz de alboradas.
En modo alguno te olvido “Córdoba de las Campanas”
Te llevo siempre en mi sangre, palpitante en mis humores.
Los mismos que me enseñaste, en cuentos de mil colores.
Hoy te recuerdo, terruño, de mis afectos primeros,
y te dice “Feliz Día” mi corazón por entero.
Cordobés en Bariloche, pintando nuevos caminos,
con la tinta de mi pluma, escribiéndole, a un destino
nuevo a vientos de sones, que siempre añoran Mi Tierra.
En modo alguno te olvido "La Docta" de mil Leyendas.
Tu hijo fiel... ¡Te reclama!
y a la distancia...
me alientas.
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Daniel Palavecino
Derechos de Autor
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