Porque me sabe a distancia cada copo que recibo,
en los aleros de mi alma... nieva muerto un fuero frío.
Y no me moja, ni seca, aunque chorrea el delirio
que aún debiera ser sanado, para vivir otro estío.
Del cielo, cual velo blanco, precipita un destino.
Se acumula en mis veredas un manto parco, sin trino,
pues el ave impresionada, sólo mira, sin un pío,
en un respeto al milagro del llanto níveo, tan mío.
Emocionada mirada me arremete en un suspiro,
cuando Natura me dice: “Lagrimeo con motivo”…
Derechos de Autor
27 Julio 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario