Atributo existencial de aquellos que “medio creen”.
Hojarasca de caretas al viento de los reveses,
por no entender bien el ser y esconderse en argumentos,
que no tienen consistencia, pues sus conciencias, han muerto.
Arrebatados tormentos a luz de candiles rotos,
mientras sus piernas se hunden en los meandros del lodo.
Quebrantos de almas transidas que no conocen del “todo”.
Y vívense a hurtadillas, oliendo a fétidos mohos.
No son creíbles por tanto ¡porque no hay integridad!.
Divididos dan sus pasos que no llevan a destinos,
forjados en los caminos de la experiencia fecunda.
Mientras sus mentes preguntan ¿por qué tantos desatinos?
Si pueden ver el amor como la insigne enseñanza,
y centran sus alabanzas en el pensar cotidiano,
junto al sentir, que no en vano, habrá de guiar haceres;
puedan tal vez merecer, no haber existido en vano.
Cuiden el tiempo, tirano, que no perdona deslices.
Nunca vuelve y cicatrices, nos deja a piel de desvelos.
No sea que aún los cielos nos reprochen osadías.
Y abandonemos el alma, sin ser felices, ni un día.
Daniel Palavecino
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