Provengo allende tus ansias, de dañarte, como a todo.
¡Para decirte que pares!… o perderás un tesoro.
Por enseñarte te escribo, como puedo a tu sapiencia;
tan incipiente y nociva, tan ominosa y tremenda.
En mis diseños te hablo y muéstrote una conciencia,
que aún no sabes tener tú. Ser Humano en tu esencia.
En trigales, por las noches. La Luna como testigo.
Te dibujo los destellos, de otros soles y caminos…
Estás malgastando tiempos en tus luchas infelices,
y en mis círculos te aliento, a una belleza sin límites.
Porque yerras todo a todo, en pos de lo material,
y temo que te extermines, en esta quimera mortal.
Eres pequeño y te siento ¡tan valioso, cual diamante!
Aún en bruto e inexperto, con brillos para hermosearte.
Total que vengo a tallarte respetando tus latencias;
y te pido ¡No te asustes! Tengo de Dios, Su asistencia.
Esta noche cuando duermas tallaré en tu Bella Tierra,
otro mensaje de paz con sabor a hierba fresca.
Te amo y guío tus pasos, en pos de tiempos mejores,
Te abrazo Hermano, en espigas. Ya podremos sembrar flores...
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Daniel Palavecino
Derechos de Autor
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