Tiempo vasto e infinito.
Los gritos tú sobrellevas,
de mi alma que sin brillo,
sufre y de mi se eleja.
Quitas y otorgas razones.
Vences la piedra más dura.
Dí a mi oxidada armadura,
me proteja de temores.
Amigo que puedes todo.
De tu poder dáme luz,
para enterrar mi pasado
y para dejar mi Cruz.
Señor de la llave eterna,
por la que sangran pesares.
Déja sea mi linterna
para ser faro de alguien.
Finita mi vida, y tú
enseñoreas tus eras.
Haz que élla encuentre luz
antes que mi muerte venga.
Pues no poder entenderla
ni hacer su vida feliz.
Pone en mi boca un cáliz
envenenado de ausencia.
Tiempo que pasas sin prisa
pero tampoco sin pausa.
Dáme Paz y algarabía,
de su mano y por tu gracia.
Daniel Palavecino
Derechos de Autor
20 Oct. 2007
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