Pequeña rosa de otoño aún oliendo a primaveras,
con pétalos de esperanza que no conocen quimeras.
Sin espinas es tu tallo, grácil silueta de estíos
te perviven en la sangre, aunque afuera, haga frío.
Ferviente naturaleza cubre tu sien y tus faldas.
No hay cenizas que te opaquen ¡Eres un Ser de alabanza!
La sombra de bosques verdes siempre iluminan templanzas,
como la tuya, mi vida, para que vueles cual Hada.
Yo te observo al lado mío, dormida en sueños y aromas.
Y los roces de tus manos que siempre rompen mil olas,
contra las piedras de este hombre, que te ama y enamoras,
con las promesas de mundos, que se crean en tu aurora.
Sigue creyendo que crees, porque así se desmoronan
tantos Goliats que te acechan ¡Sigue cargando mi honda!
Soy David de fantasías y de tus noches de ronda.
Las penas te tienen miedo ¡Princesa vences a todas!
Daniel Palavecino
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