Arruinamos nuestras vidas, hiriendo a quienes nos aman
Nos quedamos bien solitos, sin entender qué nos pasa.
Y es que herimos malamente, actuando en nuestras farsas.
Infelices nuestros actos, son como llamas que abrasan.
Echamos culpas a otros, por sentirnos inocentes.
Pagamos precio elevado, y es por demás ominoso,
lo que hemos perpetrado, no hacernos cargo vilmente.
Igual saldaremos cuentas, ante el "Todopoderoso"
Irresponsables hacemos, lo que mejor se nos plazca,
ciegos de ver que siempre, somos "los demás" de otros.
Lapidamos indolentes, a veces con arma blanca.
Deberíamos cuidar, que hacemos ante sus ojos.
Pedir perdón es la clave, de limpiar nuestro prontuario.
Frondoso, cruel, cavernario. Y cueste lo que nos cueste,
disculparse es menester, o escuchar nuestro obituario.
Nos despedirán gustosos, cuando llegue nuestra muerte.
Nos ganamos el Calvario, criticando nuestro prójimo.
¡Hipócritas, libertinos, que espiamos por una raja
esperando el mal de ellos, nos libere a nuestros ojos
Teniendo viga en los nuestros, vemos en otros la paja.
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Daniel Palavecino
Derechos de Autor
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